La barrera de Hackett
Nora
y Lauren eran buenas amigas, pero ambas tenían un defecto: eran incapaces de
rechazar un reto. Las apuestas en el instituto eran cosa corriente entre ellas,
y normalmente se comprometían a todo con tal de no quedar como unas cobardes.
Jamás habían perdido una apuesta por no haber podido cumplir exitosamente con
un desafío propuesto. Lo más extremo que había hecho cada una había sido
comerse una araña –gracias a la insistencia de Taylor Evans, el payaso de la
clase— y tras lo cual ambas ganaron cerca de quince dólares, una cantidad nada
desdeñable.
Así
pues, ambas tenían fama de temerarias y en su pequeño pueblo todo el mundo las
admiraba por ello (lo cual puede parecer un poco estúpido, pero es que el suyo
es un pueblo aburrido, sin mucho con lo que entretenerse).
Cierto
día, Nora invitó a Lauren a pasar un fin de semana con ella en casa de sus tíos
en una ciudad cercana. Lauren aceptó, a pesar de que tenía un examen de álgebra
el lunes siguiente. Nora le restó importancia comprometiéndose a ayudar a su
amiga a estudiar –sí, hay que reconocerlo, Nora era un cerebrito—. La noche del
sábado, los tíos de Nora salieron a cenar y al cine a eso de las diez, y las
chicas decidieron quedarse hasta tarde repasando algunos libros de matemáticas,
aunque estudiaron más bien poco y se distrajeron mucho. Lauren propuso contar
historias de miedo, a lo que Nora dijo que sí y se ofreció a contar la primera
historia. Su relato estaba basado en hechos reales. Según le había contado su
tía, en tiempos de su abuelo, un famoso asesino en serie llamado Hackett –hijo
del antiguo carnicero del barrio— fue tiroteado por la policía en un descampado
cercano. La leyenda contaba que el asesino, antes de morir, había jurado
venganza eterna contra cualquiera que se acercara lo bastante al lugar de su
muerte. Desde entonces, el descampado había estado cerrado y las madres
prevenían a sus hijos de que jugar allí abajo era peligroso.
Nora
se levantó al final de la historia y se dirigió a la ventana. Tras descorrer la
cortina, señaló a Lauren una fila de árboles y arbustos concienzudamente
plantados allí, como para que actuasen de frontera, a unos cien metros de la
urbanización en la que vivían. Los vecinos la llamaban la “barrera de Hackett”;
allí detrás, según dijo Nora, había una hondonada que conducía directamente al
descampado maldito. Aquella historia despertó en Lauren su instinto temerario,
y preguntó a Nora que cuánto le daría si bajaba allí abajo y pasaba una hora en
el descampado. Al principio su amiga no pareció gustarle ese reto, pero
finalmente cedió y prometió pagarle veinte dólares cada mes hasta final de
curso. Un apuesta arriesgada.
Lauren
aceptó sin dudar su propio desafío y, tras estrecharle la mano a su amiga para
sellar el pacto, tomó su abrigo –la noche era fría— y salió de la casa en
dirección a la línea de árboles que conducía hasta la hondonada. Nora corrió
hasta la ventana de su habitación para ver cómo su amiga caminaba por las
calles desiertas, totalmente decidida. La luna llena brillaba con fuerza y su
resplandor plateado permitió a Nora divisar en todo momento la figura de
Lauren, hasta que esta se internó entre los árboles y arbustos y se perdió tras
ellos. Durante unos segundos, Nora vio como la vegetación se movía debido a que
Lauren se debatía entre todas las ramas para poder traspasar la gruesa barrera
y llegar a su destino. Luego, todo quedó en silencio, muy tranquilo.
Nora
se apartó de la ventana y tomó un libro, para leer tumbada sobre la cama,
consciente de que Lauren tardaría un rato en volver; aunque no llegara a
cumplir el tiempo previsto, su amiga trataría de hacerlo lo mejor posible.
Transcurrió el tiempo muy poco a poco, segundo a segundo. Apenas sí podía Nora
concentrarse en la lectura escuchando el incesante tic tac que hacían las
manecillas del reloj a medida que el tiempo pasaba. A los veinte minutos
exactos, corrió para asomarse por la ventana, teniendo un presentimiento
extraño. Las nubes cubrieron la luna justo en ese momento, por lo que todo
quedó a oscuras. Aun así, Nora creyó distinguir un leve movimiento entre los
arbustos. ¿Sería Lauren, que renunciaba a continuar con el reto? En tal caso,
sería la primera vez que su amiga perdía una apuesta. Nora esperó un buen rato
para ver si la figura de Lauren emergía de los arbustos, cosa que no pasó.
Probablemente hubiera sido el viento, o un animal salvaje.
La
chica volvió a tumbarse en la cama, y no pasó mucho rato antes de que se
quedara irremediable y profundamente dormida. En sueños, Nora creyó haber
abierto los ojos varias veces y haber visto moverse las manecillas del reloj:
media hora, cuarenta y cinco minutos, ¡una hora justo!, hora y media, dos
horas… Pensó todo el tiempo en levantarse, pero el sopor pudo con ella en todo
momento, impidiéndole moverse siquiera un ápice de la cama. En sueños, Nora
creyó haber oído unos pasos, pisadas gruesas, fuertes. ¿Serían sus tíos que
volvían del cine? ¿Sería Lauren que regresaba victoriosa del desafío? Los pasos
resonaron con fuerza en su cabeza, acompañados de un sonido desagradable, como
de algo que era arrastrado por el suelo. ¿Estaría Lauren intentando gastarle
una broma para rematar su triunfo?
Cuando
Nora logró despertarse, miró el reloj y pensó que sus tíos debían estar al
volver –a pesar de tener fama de divertirse hasta tarde—, y que ya hacía una
hora y pico que Lauren debería haber vuelto. Nora se asomó por tercera vez a la
ventana, y logró distinguir algo que caminaba hacia la barrera de Hackett, como
una figura masculina, de un hombre corpulento, vestido de negro. El desconocido
le dirigió una mirada, aunque Nora apenas se dio cuenta de ello antes de que el
hombre se internara definitivamente entre la vegetación. Aquello le hizo
estremecerse, y Nora comenzó a preocuparse por Lauren. ¿Dónde demonios estaba?
La chica cruzó decidida la habitación hasta la puerta. Giró el pomo y salió al
pasillo. Y entonces dio un grito que despertó a todos sus vecinos, justo antes
de desmayarse.
Allí,
frente a ella, apilado en un burdo montón sangriento de carne mutilada, la
cabeza cercenada de Lauren la miraba con los ojos muy abiertos, de indescriptible
terror.
Intrigante, emocionante y terrorífica. Me encanta! ^^
ResponderEliminarGracias ^^
EliminarHalaaaaaaa, ¡¡qué guai!! (y mira que yo y el terror...) En persona tiene más encanto, pero también te enrollas más jajaja
ResponderEliminarPor cierto, espero que todos tengáis ya vuestros textos preparados para el certamen, que no quiero ver en el libro del año que viene ni una cara novata, ¡eh! Una duda existencial, si te pasas 163 palabras estás fuera de los requisitos? Sí, no? Me voy a tener que ir a poesía...
Gracias! ^^
EliminarEstá bien, aunque pensaba que en tu mundo el humor y el terror eran dos cosas que no se podían combinar. Lo digo por los comentarios entre paréntesis como el de "sí, hay que reconocerlo, Nora era un cerebrito"
ResponderEliminar¿Tú también has pensado en lo de: "EN MI MUNDO NO!!"? êwe eso lo petó muchísimo xDD
EliminarBueno, me apetecía experimentar xDDD
EliminarY la verdad es que lo de "EN MI MUNDO NO!!" me quedó genial xDDDD
Tus historias de terror acabarán por convertirse en una tradición mollete :) ha sido una pena no haberla podido escuchar en persona!
ResponderEliminarOtra vez será. Es una pena que no tenga el don de la biubicuidad...
EliminarEl principio me ha recordado mucho a la películas Quiéreme si te atreves, porque los protagonistas se van retando cada vez a apuestas más peligrosas y así avanza la historia. Las similitudes acaban ahí XD, porque el fondo es una peli romántica (muy recomendable, eso sí, y nada ñoña). Yo me perdí el cuento de Mollina, pero ojalá sigas poniendo tus historias de terror por aquí (ya si incluyes vídeo de ti contándola mejor jajaja). Esta me ha gustado mucho más que la otra, tenía un algo que te hace leerla del tirón (y mira que soy más bien perezosa)
ResponderEliminarGracias. Seguiré preparando cuentos cortitos de miedo para que podáis disfrutarlos aquí. Lo cierto es que ya he barajado la idea de grabar vídeos de mis relatos, para darle más ambiente y voz siniestra y esas cosas, pero aún tengo que aprender a manejar mejor todas las posibilidades del Windows Movie Maker y todo eso xDDD
EliminarUn saludo ^^
Si grabas videos de tus relatos lo suyo es que le añadas música de terror
EliminarBueno, tardé en leerlo, pero al final lo hice. Estaba bastante ocupado estudiando, pero ahora que ya he terminado con mis exámenes, he podido disfrutar de esta magnífica obra. Mis más gratas felicitaciones, Álvaro, es que desde luego este cuentecillo lleva tu nombre grabado a hierro.
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