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Subió las escaleras deprisa, había soñado durante años con
aquel momento, años que le habían parecido siglos, o tal vez tan solo minutos.
¿Cómo saberlo? El calendario del corazón es demasiado impreciso como para saber
nada. Lo único que importaba ahora era
finalizar la misión antes de que Ferhest llegara.
Y Ferhest llegó con su aliento nórdico. Trajo todos
los poemas que tenía pensando susurrarme y en mi mesita seguía el sobre con las
directrices a seguir. Pero él trajo consigo el frío que congeló toda mi
inquietud; averiguar la matrícula no importaba si podía observar la flacidez de
Ferhest sobre el edredón.
"Si
hubiera sabido que el armario estaba lleno de polillas, me hubiese ocupado
personalmente de limpiarlo a fondo. En momentos así me acordaba de mi madre y
de su manía de cambiar los abrigos de sitio 'para que se desprendan las cenizas
de mariposa'. Curiosa forma de llamar al polvo. "
¿Para qué? Polvo eres, y en polvo te convertirás.
Todos lo saben. Excepto esa pobre mariposa agonizando en el hermoso fuego del
mal mientras se consume a sí misma. Las cenizas no son más que recuerdos de
belleza, mientras que la belleza, comparada con el dolor, no es nada.
Siempre
se me dijo que la belleza era efímera, que nada realmente bello era capaz de
permanecer mucho tiempo en la existencia. Sin embargo, solo Dios sabe la de
millones de toneladas de granos de arena que pasaron por mi reloj para que el
dolor de aquellos días se desvaneciera.
¡De
relojes y su mecánica quise yo entender, irrisorio soñador! Soy quien robó un par de besos sentados al borde de una
manecilla, quien fantaseó con dejarse atravesar por las agujas ― ¡ella por el
minutero, por el horario yo!― para perpetuarse. ¡Sabré bien hoy que aquello es
pretérito!
Y aun
así sigo volviendo sobre lo mismo una y otra vez. ¿Cuándo voy a aprender? Miro
alrededor en busca de una solución, pero solo encuentro la risa burlona de la
lluvia a través de la ventana. Hoy es uno de esos días en los que es mejor no
levantarse.
¿Mezcolanza? No, pero casi. De esa que enamora. Definitivamente hay estilos compatibles y estilos que no lo son tanto (y luego esta esa cosa mía que no pega ni con cola, pero qué más da. ¡Aun con ello me encanta!). Ha quedado precioso, tiene un color muy nuestro.
ResponderEliminarAy, me encanta, pero me da pena que hayamos truncado el intento de Javier de dar acción, esto parece prosa poética. De todas maneras esto se presenta ante algunos críticos y nos dan el Nobel por lo menos! Ay, lo que más me gusta es que creo que os reconozco en cada párrafo.
ResponderEliminarHay algunos párrafos cuya autoría es tan evidente...
EliminarLa verdad es que el pobrecito Ferhest no tardó mucho en caer en el olvido, pero está bien la mezcla entre poesía y filosofía que hemos hecho. Por cierto, si alguno tiene dudas sobre a quien pertenece cada párrafo yo se lo digo.
EliminarSentimos haber desvariado tanto del tema jajajaja
EliminarHalaaa, es que he sido yo la que la ha liado parda con las polillas del armario (sí, sigo con esa rara tendencia a escribir sobre abrigos y armarios jajaja) pero me ha encantado el resultado. Estoy de acuerdo con Paco en eso de que hay algunos estilos más y menos compatibles, pero los cadáveres con vosotros siempre son especiales
ResponderEliminar¡SABÍA QUE TÚ ERAS LA DEL ARMARIO! Y Paco es el del reloj, ¿verdad?
EliminarMe pillaste. A mí y a mi sensiblería kitsch.
EliminarPD: Olvidé decirlo. Eso de "la flacidez de Ferhest sobre el edredón" me enamora. Qué genial.
Alaa!! Por qué yo no sabía nada de esto?? :3 Qué genios sois, la mezcla es rarísima pero impactante.
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