martes, 17 de diciembre de 2013

Nuevas tarifas en el mundo habla más, vive menos

En este mes, el 10 de Diciembre, fue el día de la Constitución Española y en casi todos los colegios e institutos se habla un poco de que es y  de los derechos humanos y todo nos parece normal, los países en los que se infringen esas leyes parecen muy lejanos, pero gracias  a las nuevas tarifas en el mundo "HABLA MÁS, VIVE MENOS"  podemos hablar sobre el derecho de la libertad de expresión con gente de todo el mundo casi gratuitamente, solo pagando con tu vida.
Os dejo el vídeo y la web de amnistía internacional que hace realidad estas tarifas.

Vídeo   web

Te digo vive
aunque cueste un precio
y no tengas dinero,
porque te lo ha robado
el que roba a los ladrones.

Te digo vive, 
y lucha,
y escribe,
aunque no quede tinta
y se acabe el papel.

Te digo vive,
porque es el canto,
la música,
lo que quieren silenciar
y lo que quieres que renazca.

Te digo vive,
te digo vive,
sueña y ríe
pero vive.

Te digo que esto
dejará de pagarse, 
dejará de pagarse
aunque cueste un precio,
aunque cueste un precio
y no tengas dinero
porque te lo ha robado
el que roba a los ladrones.



miércoles, 23 de octubre de 2013

Adelanto de mi novela.

     Hola libritos! Hace tiempo que no paso por aquí (No, no me olvidé de vosotros. Es que acabo de empezar el bachiller) pero vengo dando fuerte. Os traigo un pequeñísimo adelanto de la novela que estoy escribiendo en estos momentos, "Calibre 45". Un besazo desde Málaga!

            Santiago, de piel oscura, alto, fornido y fibroso, de pelo castaño y ojos marrones, vestido con su habitual traje de dos piezas negro, se preguntaba dónde había quedado su vida. Había trabajado todos los días en el bufete de abogados, y al llegar a casa por la noche le esperaba su pareja, la persona con la que deseaba pasar el resto de su vida. Era una mujer alta de cabello moreno y ojos marrones sin un gramo de grasa en aquél perfecto cuerpo. Algunos pensaban que trabajaba en exceso, que se implicaba demasiado con los casos que cada día llegaban a su mesa. Pero, ¿Qué podía hacer sino trabajar? No conocía otra vida. Pero así, él era feliz. El trabajo duro lo compensaba saliendo al cine con sus amigos, o yendo a comer. Esa era su vida, aburrida y monótona. Pero la prefería a la que llevaba ahora. Sentado en un sofá que no es el de su oficina, esperando para mendigar un puesto de trabajo. Había perdido la vida que construyó con sus manos. Su pareja, su casa y su empleo se esfumaron en apenas unos segundos. No tuvo tiempo de darse cuenta cuando ya se encontraba con una mano delante y otra detrás.

            Por otra parte está Nora: Alta, delgada, de piel clara, cabello oscuro y ojos grisáceos. De rostro rectangular, labios carnosos, ojos muy expresivos y nariz chata. Una mujer que vivía la vida al límite. Cada segundo, cada instante en su profesión podía ser el último. ¿Por qué? Porque se dedicaba al mundo de la droga. Pero no era una de estas camellas que se encuentran por la calle, que venden droga para ganarse la vida o para financiar su propia dosis. No, ella lo hacía por placer. No necesitaba el dinero, de eso ya tenía de sobra. Lo demostraba su gran mansión a las afueras de Málaga, en el campo. Ella nunca fue una niña rica, aunque eso cambió con su inesperada boda a los 18. Apenas en seis meses se convirtió en la esposa de James McCarthy, el hijo de un multimillonario muy delicado de salud.
No, Nora no es una traficante común. Maneja toda la droga ilegal que se mueve en el mercado Español en la actualidad. Y lo hace porque le gusta, porque su chute es la adrenalina que siente al burlar las leyes. Y para eso cuenta con su propio equipo. Pero de eso, ya os hablaré más adelante.

            Nora, una traficante de altos vuelos y Santiago, un abogado en paro, con vidas completamente paralelas, coincidirán, se conocerán, y vivirán experiencias que ellos mismos creían imposibles. Pero, para eso, tendrás que seguir leyendo, ¿No?

            

La orientación de las hormigas

Aprovecho que el pasado sábado Andrés y yo asistimos a la presentación de un libro en Madrid para hablaros acerca de él y darle un poco de vidilla a nuestro blog(que ya era hora).

El libro en cuestión se titula “La Orientación de las Hormigas”. Su autor es Cristian Alcaraz, un antiguo alumno de Mollina. A los que estuvisteis conmigo en el Mollina de 2011 a lo mejor os suena, fue uno de los veteranos que vinieron como invitados, el que leyó el poema sobre la mujer que mató a su marido y su amante, los troceó y los metió en el congelador.

El libro que ha publicado es un poemario. Estuvo leyendo los poemas durante la presentación y tiene un estilo entre metafórico, surrealista y algo nihilista. Tiene un tono pesimista y con cierta crítica social (espero que Andrés no lea esto y considere que no sirvo como crítico literario).

Valdrá 10 euros más o menos. Según parece el libro ganó el último Premio Poesía Joven de la Junta de Andalucía y si os gusta este género literario puede interesaros.


Como curiosidad deciros que en la presentación estaba mucha gente de los antiguos Mollinas, entre ellos José Alberto Arias, el que estuvo como invitado en el 2012 y es autor de La Traición de Wendy.

jueves, 29 de agosto de 2013

miércoles, 28 de agosto de 2013

Hasta la derrota final

Cuando tus hojas caigan en un marchito adiós
y tus aviones ya no tengan el poder de la tormenta.
Cuando tu corazón aún tenga ganas de disparar
 más tus labios se hayan quedado ya sin munición.
Cuando las bombas que plantaste sean las que te impidan avanzar
 y los recuerdos se te exploten en tus propias manos.
Cuando los lugares en que nos besábamos sean ahora escombros,
una posición estratégica a defender.
Cuando hayan caído todos los que nunca te quisieron ver caer,
 y estés demasiado cansada para pronunciar la palabra enamorada.

 Tus senos serán majestuosas cúpulas derrumbándose en el ocaso de nuestro tiempo.
Los años pisarán tu vientre para que sobre él no vuelva a crecer la hierba.
El olvido saqueará lo único que merecía la pena.
Pasarás muchas noches sin dormir, oyendo el continuo bombardeo de la memoria.

Tal vez entonces pienses que huí,
que siempre fui un traidor.
Mas yo estaré contigo,
luchando aún cuando la rendición parezca un lecho de algodón y mantas de seda,
aprovisionando cada suspiro y cada palabra,
cavando las últimas trincheras,
que habrán de ser nuestras tumbas.
Cuando todo se aleje nos abrazaremos para no morir en el frío de nuestros silencios,
Entonces sabrás que combate tiene demasiadas letras,
 y que victoria se evapora en un simple renglón.
Pero yo estaré contigo ahí,
hasta la derrota final.

miércoles, 14 de agosto de 2013

QUEDADA SEVILLANA

A ver, muchachos. JD y yo ya planeamos hace tiempo organizar una quedada para principios de Septiembre. ¿Qué os parece algún día entre el 5 y el 11? ¿Tal vez el sábado 7? No me importaría tampoco que fuera el viernes 6 o el domingo 8.

Un saludo.

sábado, 3 de agosto de 2013

Una ayudita con la inscripción...

Muchachos, ¿alguno de vosotros sabe dónde puedo descargarme el boletín de inscripción en el xii certamen de escritores noveles? Estoy harto de consultar las páginas de desencajas y caletras que mencionan las bases y no lo encuentro por ningún lado!


domingo, 14 de julio de 2013

Otro año más... y por aquí seguimos :)

Nuestra maravillosa generación ha cumplido un año más. Y yo flipo como nunca, sobre todo con los peques... ¡Ese Juanito, mi hermano pequeño de otra madre, que hace más que bien TODO lo que se propone, dejándonos boquiabiertos hasta "desquijadarnos"! ¡Y esa Paula, que tiene una mente poética! ¿Cómo no adorarte por ese sublime "trenes con forma de nube"? ¡¡¿Cómo?!!

Pero todos nos hemos esforzado, y aunque no estamos al nivel de estos dos Diosecillos de la Literatura, tampoco vamos mal. Al menos eso digo yo...

Y ahora es la hora, el momento, de que regresemos a este blog, como las oscuras golondrinas, a mostrarle al mundo lo buenos que somos. ¡Hasta el año que viene!

Eventualmente publicaré aquí dos relatos: ese que he escrito en clase acerca del suicidio de Catón el Joven, y también mi historia de terror anual que ya se ha convertido en una tradición.

¡Y hay que introducir a los nuevos fichajes de nuestra generación: Julio, Elena, Silvia, Catón de Mollina, y muchos más que, como diría Marta Bordons, son super sexys!!

Pero, por el momento, conformémonos con esto: adjunto las dos fotografías tomadas con el fin de reproducir dos obras artísticas maravillosas. Llevado a cabo de manera espontánea, creo no ser el único en enorgullecerse de lo bien que ha quedado, supliendo algunos errores que, en mi opinión, no enturbian la belleza intrínseca del proyecto, tampoco la de nuestra intención: amor al arte por el arte.


LA ÚLTIMA CENA

Nuestra versión: Almudena interpretó magistralmente a Jesucristo, mientras que los demás posamos como sus discípulos. 

El original de Leonardo DaVinci

LOS FUSILAMIENTOS DEL 3 DE MAYO

Nuestra versión, con la participación de Miguel, el profe de poesía.

El original de Goya

jueves, 11 de julio de 2013

Hoy hacemos un año.

Hola gente. Como habréis notado los que estéis este año en Mollina yo esta vez no he tenido la suerte de poder estar allí. La verdad es que os echo mucho de menos y espero que os lo estéis pasando estupendamente.
Como no sé si alguien más se acordará escribo esta entrada para recordar que nuestra Generación del 12 cumple hoy un año. Fue aquel miércoles 11 de julio de 2012 cuando estábamos por la noche reunidos en la sala común (creo que de las chicas) y Álvaro nos reunió a mí y a otros, que creo que eran Rebeca, Marta, José Daniel y Almudena(después de un año seguramente la memoria me falle) y nos propuso crear una generación. Tras ello lo dábamos a conocer al resto de la gente y organizábamos un debate en el que propusimos muy diversos nombres “Generación Mollete”, “La Generación del Fin del Mundo”, “La Degeneración del 12.” Luego la emoción hizo que nos alteráramos un poco y José Ignacio propuso que jugáramos al “Splash” para relajarnos, y creo que también fue en aquella noche cuando hicimos la primera procesión de la cofradía de las orugas penitentes.

Hace ya doce meses desde que nos despedimos con abrazos colectivos y pasillos de honor y nuestro blog aún sigue con vida, aunque un poco descuidado últimamente. Este verano tenemos que relanzarlo, que ya no hay escusas de exámenes ni nada parecido. En primer lugar, los que estéis este año en Mollina informarnos cuando acabéis de cómo ha sido la semana y colgar fotos. Pero sobre todo, no se os ocurra hacerlo mientras estéis allí, que el tiempo que estéis en Mollina debéis pasarlo estando entre vosotros y conociendo a gente nueva, de la cual a ver si podéis reclutar a varios, que el Señor Oscuro necesita nuevos orcos.

miércoles, 3 de julio de 2013

Volvemos a Mollina

Que nervios, nos vamos a volver a encontrar este domingo, seguro que algunos llegan nuevos, deberíamos dejarles entrar a ellos también en el blog.

Quiero volver a Mollina, aunque tengamos de nuevo largas clases de narrativa y poesía y nos quedemos dormidos en ellas. Pero solo con el amanecer que podemos ver todos juntos después es razón suficiente, y compensa lo demás para querer volver.

Siento que deberíamos hacerlas maletas y presentarnos allí ahora mismo, pero esperaré los días que faltan, lo único que no me gusta de la semana que viene es que a algunos no les haya dado tiempo de presentar ningún texto. Así que ahora habrá que estar despiertos para no saltarse otro verano.

Con todo propongo que los que tocamos un instrumento que no sea piano (que hay allí) ni batería o contrabajo, porque creo que serán demasiado grandes, que se los lleven, como el año pasado. Yo por mi parte llevaré mi viola y unas raquetas, porque me parece que había una cancha de tenis, aunque no soy demasiado buena.

También propongo que cada día hagamos una entrada de lo que pasa, para que los que no puedan ir estén al tanto.

Yo ya he puesto algunas ideas, pero si alguien tiene otra aportación para pasarlo mejor, que lo diga o que calle...
... otro verano.

domingo, 9 de junio de 2013

Buenas noches, Sol. Alguien te echará de menos.

La sombra está revoltosa. Me engaña, lo sé. Se retuerce en mentiras oscuras, perfiladas de sol senil sobre el cáñamo frío.
Metamorfosea mientras la miro, orgullosa.
Me sonríe. Sé que se ríe y llora. Lágrimas marchitas de sombra.

jueves, 30 de mayo de 2013

No hace falta que me ames

Traigo aquí un poema que he escrito hace poco. De paso aprovecho para informaros de que me ha llegado un correo referido a la Escuela de Escritores Nóveles de este año, supongo que a vosotros también os habrá llegado y es conveniente que lo abráis cuanto antes, porque las plazas para este año se conceden en función de quién haya respondido antes al correo. Y  por cierto, ¿los ganadores del concurso de este año habéis tenido ya la entrega de premios? Os dejo con mi poema:


No hace falta que me ames

No necesito tener tu pelo guardando mi pecho.
No necesito mi carne contra tu carne.
Ni que navegues hacia mi entre un mar de saliva.

No necesito de tus labios más que tu voz.
No necesito de tu voz más que un “hola.”

Dámelo.
Dame también un “buenos días” y un “hasta pronto”.
Arráncame la piel si así me regalas un “disculpa.”

Mi corazón es tan viejo que nunca aprendería a amarte.
Y mis colmillos no desean devorarte.
Sabes bien que no sueño con tus labios.
Y que si te abrazara no sería para sentir tu cuerpo,
sino para saber que nunca se alejarán tus palabras de mis oídos.

No me ames ni me desees.
Pero por favor, nunca pienses en arrancarme tu presencia.

No se ama al sol, mas su ausencia nos sume en tinieblas.
No se ama a los barcos, pero sin ellos se ahoga nuestra vida.
No se ama a la lluvia, y las rosas la piden a gritos.

Así yo renunciaría al más hermoso “te amo”,
al más hambriento deseo
y  al más sincero “te quiero.”

Todo por saber que nunca me faltaría tu saludo.
Para que cuando te despidas de mí sea solo hasta luego.


domingo, 12 de mayo de 2013

     He estado muy ocupada, por lo que no he podido subir nada ni en este ni en mi blog. Pero como recompensa os traigo una super sorpresita. XD.


viernes, 10 de mayo de 2013

XXV Premio Unicaja de Relatos

Hace un rato mi padre me reenvió un correo que le ha llegado con las bases del XXV Premio Unicaja de Relatos. El certamen consiste en presentar un relato (más bien cuento) entre 4 y 8 páginas. No tiene límite de edad y es hasta el 30 de julio, así que da tiempo (yo acabo de terminar algo, lo presentaré). Solo hay un único premio, de 5000 €.

Os dejo aquí el enlace con las bases completas, por si os animáis a participar.

https://www.unicaja.es/resources/1367572460254.pdf

Aunque últimamente escribo poquísimo, ahora mismo tengo un par de relatos que he presentado en certámenes. Cuando se acabe el plazo ya los subiré al blog, que es verdad que lo tenemos algo abandonado.

Cosas que ha aprendido el hombre


  Hola. Traigo aquí un poema que escribí hace ya tiempo y que en su momento no puse en el blog porque no pareció que estuviese del todo bien. Al menos en cuanto a cuestiones de forma. De todos modos, puesto que llevamos ya más de un mes sin publicar creo que es mejor esto que nada.  Sé que todos tenemos mucho que estudiar, pero hagamos un pequeño esfuerzo y saquemos esto adelante.  De paso aprovecho para preguntar si a todos os han informado de lo del concurso de este año.

Cosas que ha aprendido el hombre.
Fue hace ya algún tiempo que me enseñaron que el blanco es para el bueno y el negro para el malo.
Que los que están dentro son los poderosos, y los débiles son los que se quedan fuera.
Que estar alzado es de vencedores, mientras que yacer sobre el suelo es para los derrotados.
Me enseñaron mucho, pero nada de ello es lo que he aprendido.
Aprendí que el blanco puede ser distante y vació, y que el negro alberga oculto todos los colores.
Que estar dentro es estar enjaulado, que a los alzados les gustaría descansar sobre el suelo.
Aprendí que los que están arriba pueden temblar de vértigo, que los muertos ya no le temen a la muerte, y que los que ríen no son libres para decir cuánto sufren.
Que lo que termina renace, y lo que perdura se pudre.
Que no se puede abrir un regalo sin romper su envoltura.
Que para obtener el perdón, hace falta tener pecados.
Que las escaleras se usan para subir, pero también para bajar.
Hoy he comprendido que es la realidad la que enseña, más que solo soñando se aprende.

martes, 26 de marzo de 2013

Amores míos, como algunos me lo pedisteis, estoy encantada de poner mi novela del Jordi Sierra i Fabra ante vuestros encantadores ojos de críticos insaciables (que miedete). Pero son sesenta y siete páginas que ningún blog sensato se atreve a acoger. Ya he colgado un aviso en mi blog con la primera página (para que Carlos se vaya animando con el ambiente ;P ) pero estoy esperando a aprender como adjuntarlo en una URL sola para esta novela, sencillamente por la vagancia que me da tener que enviarlo por correo. Pero no sé, vengo pidiendo consejo. ¿¿Cómo lo hago?? ¿Alguna otra idea?

viernes, 22 de marzo de 2013

Quedada en Sevilla

Visto que la cosa ha quedado muy en el aire, no sé si será mejor que no hagamos nada y que planeemos la quedada para más adelante, ¿qué decís? Lo que me da apuro es que alguien se vaya a las 12 a Plaza de Armas y se vea solo jajajaja

lunes, 18 de marzo de 2013

Hola holita

     No os asustéis, no me he colado :)
     Soy Raquel Villaseca ("La Villa") pero como voy a cambiar de cuenta de google, pues me he tenido que autoinvitar.
     El caso es que estos últimos meses no he podido participar de forma activa, pero confío en que esto cambie pronto. Por el momento os dejo la introducción de mi nueva novela y el enlace en el que la iré publicando.

     Y entonces miré al cielo, y vi las estrellas, millones de estrellas. Y me sentí tan diminuta, tan sola...
     Mi vida había cambiado en cuestión de días al perder a mis padres, dejando en mi corazón un inmenso agujero que se hacía más y más grande con cada palpitación. Porque ya nada me anclaba al mundo tal y como lo conocía. Y alguna vez pensé en irme, cerrar los ojos y morir en paz. Porque no quedaba nada por lo que luchar. Pero antes, antes de dejar a mi alma volar y librarme de mis ataduras mortales. Antes, debía cumplir el último deseo de mi padre, debía viajar a Marte.
     ¿Para qué? Aún no lo sé, pues nunca me dio explicación alguna. A lo mejor quería que yo tuviese aquél recuerdo, o que hiciese algo grande en la vida. O, simplemente, que fuese la primera mujer en hacer algo semejante, en viajar al espacio.
     Y lo iba a hacer, yo, Valentina Tereshkova. No sabía como, ni cuando, pero estaba segura de que sería una gran aventura.


http://enbuscadelsollavilla.blogspot.com.es/

domingo, 17 de marzo de 2013

Los señores de las arenas


Los señores de las arenas
_____
Álvaro Pavón Romero

Hace dos mil años, la otrora noble y orgullosa tierra de Egipto había entrado ya en un periodo de decadencia; era el ocaso de la civilización que construyó las pirámides, domesticó el Nilo y extendió un vasto imperio bajo el mando de reyes divinos y dioses encarnados, dueños de todo cuanto existía bajo el sol. Hacía ya cien años que no gobernaba un auténtico faraón indígena, siendo sustituidos por regentes extranjeros, primero persas, y luego monarcas de melindrosa y refinada cultura helénica.


En este contexto de declive y postración, vivió un sacerdote de Re, un historiador destacado que ha pasado a la historia con el seudónimo de Manetón, aunque su verdadero nombre –se especula– debió ser Merydjehuty, esto es, “Amado del dios Thoth”. Su obra maestra, Aegyptiaca, nos ha llegado por medio de autores posteriores como el romano-hebreo Flavio Josefo o el bizantino Jorge Sincelo, y consiste en una lista cronológica de todos los reyes de Egipto, ordenados por dinastías. Sin embargo, la obra está fragmentada y se supone que fue alterada a lo largo de los siglos debido a las “batallas” culturales entre autores semitas y antisemitas.
En 1912 se formó en El Cairo un pequeño grupo elitista compuesto de varios lores y aristócratas británicos interesados por la civilización egipcia. Uno de ellos, un tal Neville, excavó las ruinas de un antiguo templo dedicado al dios Onuris-Shu en el que Manetón había servido como sacerdote, al este de la ciudad de Sais, en Sebennytos. Accidentalmente, Neville halló una cámara secreta bajo el altar del dios mayor, en cuyo interior se albergaban varios nichos y algunos amuletos menores, pues hacía tiempo que el lugar había sido ya saqueado. No obstante, en uno de los nichos, semi oculto por el polvo y la arena, se encontró una serie de pergaminos, que narraban una historia usando el griego del periodo ptolemaico. Al estudiarlo, Neville confirmó que el estilo y las formas gramaticales eran las propias de Manetón. Antes de mostrárselo a sus compañeros y a la comunidad arqueológica, se consagró a su estudio y traducción por completo. Habiendo regresado a su apartamento en El Cairo, Neville se enclaustró junto a diccionarios y gramáticas del griego clásico y enciclopedias de la época helenística. Un muchacho árabe llamado Muhammad le traía diariamente el almuerzo y la cena, pero aparte de él, Neville no tuvo contacto con nadie más en meses.
El relato que narraban los pergaminos aparentaba ser un prólogo mítico a la Aegyptiaca; contaba la historia de una especie prehistórica de coleópteros gigantes que pobló la tierra de Egipto hasta aproximadamente el año 3000 a.C. Como en la Aegyptiaca, Manetón había redactado cronológicamente los hechos relevantes acontecidos durante el reinado de cada uno de sus reyes, a lo largo de tres milenios de historia, hasta su definitiva extinción fruto de las guerras civiles, los conflictos internos, y las incursiones humanas procedentes del Sahara. Estas criaturas se asemejaban a gigantescos escarabajos peloteros, el doble de altos que un hombre adulto, de caparazones tan gruesos y resistentes como escudos de hierro forjado, y colmillos, cuernos y apéndices afilados, precisos y mortales. Su origen es desconocido; ¿tal vez fueran los últimos vestigios de un viejo orden, cuando los insectos eran grandes como ferrocarriles y dominaban el mundo, durante el Silúrico, Ordovícico, Carbonífero…? ¿Una especie superviviente de insectos mutantes o una muestra de gigantismo genético? Quién sabe.
Todo comenzó aproximadamente en el 6000 a.C, cuando esta especie extraordinaria ya había desarrollado un lenguaje, religión y cultura propios. Se llamaban a sí mismos los ba-jeper –“alma del escarabajo”–,  aunque en la obra se los menciona como “señores de las arenas”; por aquel entonces se repartían de manera nómada por las riveras del Nilo. Manetón habla de cuatro reyes pre-dinásticos: Kemej, Anpu, Apep y Tybys, que gobernaban cuatro tribus distintas de su pueblo. Durante los siglos anteriores, habían estado en guerra por los recursos del país, intentando imponer su propio panteón de dioses al resto de su especie. Kemej fue el primero en sugerir la unión de todas las tribus de señores de las arenas en un único gran imperio, que teorizó llamándolo Kemt, que en su lengua significaba “tierra negra”, por el color que adoptaban los márgenes del Nilo al desbordarse éste cada año.
Quinientos años después, un señor de las arenas llamado Wesretjau, sumo sacerdote del dios Re y señor de la guerra, hizo realidad el ideal presagiado por Kemej y unificó las tribus de ba-jeper bajo su imperio, estableciéndolas de modo sedentario en las tierras fértiles junto al Nilo. Se proclamó Gran rey-sacerdote y adoptó los nombres de Kheperre y Wahnesytmireempet, esto es, “Escarabajo de Re, Duradero en su reinado como Re en el cielo”. Sus súbditos lo conocieron desde entonces en adelante como Kheperre I, señor de los destinos de Kemt y encarnación viviente de los dioses. En años venideros se convirtió en héroe nacional y se le veneró como a un dios, prolongándose su culto más allá de su muerte. Poco o casi nada más se sabe de su vida personal; como otros muchos grandes líderes de la historia, los detalles de su vida han sido desplazados por el mito de su grandeza y divinidad.


Habiendo asegurado su dominio absoluto a lo largo del Nilo y desde las montañas de Libia hasta Arabia, Kheperre I organizó el Imperio de Kemt y ordenó la construcción de la Ciudad-Templo de Hutkajeper –“casa del ka (es decir, espíritu) del escarabajo”– que convirtió en capital de su reino y desde donde gobernó con poderes ilimitados durante más de cincuenta años. Sin embargo, al acercarse el momento de su muerte, el monarca creó un órgano legislativo, el Pesedyet o Consejo de los Nueve, reformando el gobierno de Kemt en una especie de aristocracia dinástica: los nueve miembros del consejo tenían la potestad sagrada de redactar las leyes del reino y encargarse de su correcta administración. Al morir Kheperre, los Nueve se arrogaron la función de elegir de entre ellos, por inspiración divina, a un nuevo rey-sacerdote de Hutkajeper –Nesum-Wnut–. Se iniciaba así la Primera Dinastía de Kemt, y un periodo de gran paz y tranquilidad. En un principio, el rey-sacerdote adoptaba el nombre de Rahotep –“el dios Re está satisfecho”–. Siguieron esta tradición todos los gobernantes de la Primera Dinastía: Rahotep I, Rahotep II, Rahotep III y Rahotep IV; pero, con el paso de los siglos, cada rey-sacerdote terminó por escoger un nombre relacionado con el dios o misterio religioso que más reverenciase su pueblo en ese momento, añadiendo casi siempre las partículas –hotep, “el satisfecho”, o –jufu, “me protege”: el primer rey de la Segunda Dinastía fue Ra-jufu I, seguido por Rahotep V, Imhotep I, Imrehotep I e Imrehotep II, mostrando que Re y Amen (Imun), eran el foco de adoración de los señores de las arenas.
Durante la III Dinastía, los reyes-sacerdotes se identificaron con el dios Atem (Itemu).  Fue una etapa de progreso e ilustración, durante la que no se vio alterada la deriva natural del Imperio hacia la paz, la tranquilidad, la prosperidad y el bienestar. Las Ciencias experimentaron un gran auge: los señores de las arenas eran matemáticos, astrólogos, arquitectos y médicos experimentados, y cuyos descubrimientos e invenciones eran extraordinarios: la rueda, la cuña, la palanca, la rampa y la polea. Las Humanidades también tuvieron su cénit durante este periodo con la aparición del lenguaje escrito. Todo ello, se dice, fue creado por el hombre alrededor del tercer milenio a.C. o más tarde incluso, y sin embargo, los señores de las arenas adelantaban a la Humanidad por milenios.
En año 4850 a.C. aproximadamente, moría de manera inesperada Itemu-jufu I. El Pesedyet eligió como sucesor a su visir, el joven Nebmaatre, fundador de la IV Dinastía. Éste adoptó los nombres de Rahorajtyhotep Sejempahtydjeserjaw –“Horizonte sagrado de Re, Poderoso en su fuerza, Sagrado en su apariencia”– y gobernó durante cien años – su reinado es el más largo de la historia de los reyes de Kemt. Trajo la fortuna y la abundancia al Imperio como nunca antes se había visto, gracias a su espíritu emprendedor y aventurero: ordenó la exploración  del río Nilo hasta las entrañas del continente africano, y potenció el comercio dando a sus súbditos la libertad económica necesaria para organizar sus propios negocios. Los ba-jeper entraron en contacto por primera vez con las tribus humanas africanas procedentes del Sahara y Nubia, y establecieron buenas relaciones comerciales mutuamente beneficiosas. El mercado de Kemt se vio desbordado por productos procedentes de todos rincones de África, Arabia y el Mediterráneo: inciensos, oro, metales preciosos, telas y víveres exóticos, a los que el pueblo tuvo fácil acceso gracias al mercado desregulado y reducidos impuestos. El bienestar alcanzado fue tan alto, que los ba-jeper aumentaron en tamaño y altura y doblaron su esperanza de vida.
El gobierno era eficiente y preciso; los funcionarios, trabajadores y diligentes; y la justicia, imparcial y efectiva. Nunca desde tiempos de Kheperre los señores de las arenas habían querido tanto a sus dirigentes. Los súbditos de Rahorajtyhotep comenzaron a llamarlo Kamaatre, que significa “espíritu de la justicia de Re”, y, a su muerte, lo añadieron con ese nombre al panteón egipcio como una deidad menor de la abundancia, el bienestar y el gobierno justo. El lema persona de Rahorajtyhotep fue Anj Wedja Seneb, que se traduce como “vida, prosperidad, salud”. Con el tiempo, casi todos los reyes-sacerdotes adoptaron esa frase como su sello real y, eventualmente, lo heredaron los sucesores humanos de los señores de las arenas.
Usirhotep I fue el siguiente en heredar el gobierno de Kemt, y durante cincuenta años prolongó el bienestar y la paz que su predecesor había logrado. Tras él, el Pesedyet eligió a su jovencísimo hijo, que reinó con el nombre de Horhotep I y cuyo dios predilecto fue el celestial Horus. Sin embargo, malas influencias pervirtieron las buenas intenciones del inexperto monarca, y éste, aconsejado por individuos despreciables, comenzó a conceder favores y monopolios, tanto políticos como comerciales. El rey-sacerdote había sido convencido de que sólo así, centralizando el poder de manera efectiva, podría superar el buen gobierno de sus antecesores. No obstante, las medidas y políticas del rey fueron mal acogidas por el pueblo, que vieron aquellas concesiones particulares como un negocio del que se lucraban injustamente aquellos que gozaban de influencias. El nepotismo tuvo un gran auge y ello provocó la caída del gobierno al tiempo que Horhotep fallecía en extrañas circunstancias a una edad muy temprana.


Lo sucedió su tío, Kanajt, que tomó el nombre de Sutyhotep Setenpenre –“el dios Seth está satisfecho, Elegido de Re”–, adoptando como patrón del reino a Seth, dios del desierto, la tempestad y el caos. Sólo con eso, sus intenciones parecían ya no ser demasiado pacíficas. En vez de paliar los casos de corrupción del gobierno, el nuevo rey-sacerdote distrajo la atención del pueblo creando un enemigo extranjero imaginario, culpabilizando a las tribus humanas que vivían de manera nómada al oeste del Imperio, en el Sahara. Sutyhotep dirigió el primer gran ejército de Kemt y extendió sus dominios más allá de Saqqara, arrasando con todo cuanto hallaba a su paso. Intentando defenderse, los humanos respondieron a los ataques penetrando en el reino por el sur y realizando incursiones de poca envergadura contra diminutos asentamientos fronterizos. A pesar de su insignificante importancia, estos ataques esporádicos de táctica guerrillera legitimaron las acciones de Sutyhotep a ojos del pueblo de Kemt.
El rey-sacerdote esclavizó a muchos de estos humanos que antes, durante el reinado de Rahorajtyhotep y sus sucesores, habían sido atraídos a Kemt por la prosperidad del Imperio y por las oportunidades comerciales. Estos esclavos se convertirían con el tiempo en los primeros egipcios, adoptando el idioma, religión y cultura de sus amos. Una vez los señores de las arenas se hubieron extinguido, los humanos perpetuaron su legado, pero siempre recordaron al dios Seth como una deidad perversa, pues éste había sido el emblema del rey-sacerdote que los había esclavizado originalmente.
Sutyhotep guerreó durante toda su vida y reforzó las fronteras de su reino, convirtiendo Kemt en una gran potencia militar y en un bastión inexpugnable para sus enemigos. Sin embargo, la administración económica de su reinado no fue demasiado buena: el comercio desapareció y el mercado quedó subordinado a las necesidades bélicas; los impuestos aumentaron astronómicamente y los pequeños productores se arruinaron, por lo que el Estado se tuvo que hacer cargo de las antiguas funciones ejercidas por la iniciativa particular. Conforme la pobreza y la miseria productivas aumentaban, el reino pasó a obtener sus ingresos esencialmente de los botines de guerra y del saqueo, y del trabajo de los esclavos. Para financiar sus inútiles y megalómanas campañas militares, el rey se vio obligado a clausurar el culto religioso y a cerrar los templos, acaparando todas las riquezas disponibles; y, cuando ni siquiera eso bastó, se decía que Sutyhotep había forzado a sus hijas a prostituirse con el fin de conseguir fondos para continuar sus expediciones bélicas.
Kemt quedó sumida en la indigencia y las penurias constantes. Tras varias hambrunas y rebeliones incitadas por el clero ultrajado, Sutyhotep optó por reprimir violentamente a la población, convirtiendo su reino en un Estado policial en el que los ciudadanos eran prisioneros. Aunque durante todo su gobierno el rey conservó el apoyo del Pesedyet que lo había elegido, cuando ya se hizo mayor y sus días de gloria llegaban a su fin, Sutyhotep amenazó con disolver el Consejo de los Nueve y convertir su Imperio en una monarquía hereditaria. El Pesedyet no toleró aquello y, con el apoyo del clero y el pueblo, derrocó al déspota, poniendo en su lugar a Horhotep II como nuevo rey-sacerdote. El antiguo monarca permaneció en prisión un par de años más antes de que le sobreviniera la muerte.
A Horhotep II lo sucedió Horhotep III, y tras largos años de reinado en el que pacientemente reconstruyó el Imperio y sanó la sociedad civil, restaurando el culto y el comercio, el monarca murió en la tranquilidad de creer haber acabado con toda clase de amenazas internas. Por desgracia, sus descendientes vivirían lo bastante como para presenciar el alzamiento de una nueva secta muy popular: el Culto Mortuorio. Los orígenes de este culto se remontan a la V Dinastía de Kemt, durante el reinado de Horhotep IV y Horhotep V. Sus miembros eran seguidores de los misterios de los dioses Anpu (Anubis)  y Nebthet (Neftis), patronos de la muerte y los procesos de embalsamamiento; y realizaban sus rituales y ofrendas en la soledad de las necrópolis suburbanas.


Poco a poco, el Culto Mortuorio, dedicado a la tarea de embalsamar los cuerpos de los difuntos y prepararlos para la vida eterna, ganó muchos adeptos entre el pueblo y la corte. Durante el reinado de Horhotep VI, el Pesedyet reconoció finalmente la autoridad religiosa de su sumo sacerdote, Jnumtanpu. Horhotep VI, como sucesor divino de Kheperre y del dios Re, no quería que el Culto le usurpara autoridad y por ello decidió proclamarse cabeza dirigente del mismo. La idea del rey-sacerdote era influir en el culto para reducir su influencia, pero más bien sucedió al contrario. Su sumo sacerdote, Neferjepernebthet Netjeretjau Jnumtanpu –“Bella es la forma de la diosa Neftis, Divino en apariencia, Unido al dios Anubis”– fue un longevo señor de las arenas de turbias intenciones, cuyo fin último era, por un lado, hacerse con el poder en Kemt, y por otro, descubrir el secreto de la vida eterna por medio de oscura investigaciones. Jnumtanpu logró hábilmente hacer que la influencia de su culto creciera hasta límites insospechados. Con la muerte de Horhotep VI, los reyes-sacerdotes se convirtieron en fervientes seguidores de la doctrina del Culto y en muchos casos nombraron visires a miembros de su sacerdocio. Para cuando Jnumtanpu murió, el Culto había ya emplazado a dos de los suyos como reyes-sacerdotes: Anpuhotep I y Anpuhotep II, fundadores de la VI Dinastía. Ambos habían sido iniciados en el culto y, llegados al poder, lo beneficiaron políticamente.
El nuevo sumo sacerdote del Culto Mortuorio fue el aprendiz y discípulo de Jnumtanpu, Neferjeperre Netjeretjau Djehutyemsaf –“Bello es el dios Re, Divino en apariencia, el dios Thoth me protege”–, de quien se decía que era un hechicero magistral y un nigromante experimentado. Éste tenía gran influencia entre los señores de las arenas y formaba parte del Pesedyet. Tras el fallecimiento de Anpuhotep II, logró que el consejo nombrara rey-sacerdote a su hermano mayor, Atahf, que adoptó el nombre de Neferjeper Wesretjeperre –“Bello escarabajo, Poderoso es el dios Re”–, y quien en gratitud benefició tanto política como económicamente al Culto Mortuorio más allá de límites insospechados. Algunas malas lenguas insinuaban que quien verdaderamente gobernaba Kemt no era Atahf, sino su hermano Djehutyemsaf.
Atahf I fue un rey muy devoto; bajo su gobierno, se exacerbó la deriva que se había experimentado durante el reinado de sus predecesores: los ba-jeper comenzaron a descuidar sus antiguas tradiciones y se obsesionaron con el Más Allá y la vida eterna, rindiendo un fanático culto a los dioses Neftis y Anubis, relegando al resto de deidades a un segundo plano. Todos los señores de las arenas se preocuparon por la adecuada preservación de sus restos y gastaron fortunas en la construcción de magníficas tumbas, de manera que las necrópolis acabaron por ser más grandes que las ciudades de los vivos; los complejos funerarios crecieron hasta alcanzar dimensiones ciclópeas: cenotafios, mastabas, pirámides escalonadas, templos, tumbas, y demás construcciones mortuorias fueron equipadas con mayores comodidades que los palacios de Hutkajeper; las pirámides se elevaban cientos de metros hacia el cielo, y grandes puentes las unían entre sí, como para permitir a los difuntos visitar a sus vecinos en la muerte. La medicina se olvidó de los vivos y pasó a orientarse al cuidado y preservación de los cadáveres: los muertos se momificaban siguiendo la tradición de embalsamar los cuerpos, y se enterraban rodeados de todo tipo de confort: oro, joyas, perfumes, alimentos, bebidas, mascotas y criados terminaban acompañando a sus dueños en su viaje al Más Allá.


Por todo ello, Atahf I pasó a la historia como uno de los reyes-sacerdotes más incompetentes de Kemt, al malgastar todos los recursos de su pueblo en grandes necrópolis antes que emplearlos en mejorar la vida de los vivos. Mientras tanto, el culto se inclinó por ramas de la magia más oscuras, y la nigromancia se convirtió en la disciplina predilecta de sus sectarios. Djehutyemsaf empleó estos conocimientos malignos para lograr destilar el elixir de la inmortalidad; no obstante, antes de que pudiera compartir su descubrimiento, fue asesinado por su discípulo más aventajado, Djehutyanj, quien quería apoderarse en exclusiva del secreto de la vida eterna.  Tras la muerte de Djehutyemsaf, lo sucedió como sumo sacerdote su rival dentro del culto, Menjeperre. Sin el apoyo incondicional de su hermano, Atahf perdió su influencia entre los miembros del Culto Mortuorio. Al poco tiempo, cuando el monarca se reveló como un lastre para los objetivos del culto, Menjeperre lo hizo asesinar, y gracias a sus influencias entre el Pesedyet, consiguió que lo nombraran nuevo rey-sacerdote bajo el nombre de Anjatem I. Durante su reinado, el gobierno de Kemt y el Culto Mortuorio estuvieron tan inextricablemente unidos que casi todos los señores de las arenas profesaban de un modo u otro sus misterios.
Cuando Anjatem I aparentó conspirar para perpetuar su dinastía en el poder y disolver así el Pesedyet, el consejo respondió ordenando su asesinato. Con la repentina muerte del rey, la fiebre religiosa que había hecho presa de Kemt durante cerca de dos siglos pareció desvanecerse un poco, y los Nueve se dieron cuenta de la terrible época de crisis y miseria que había traído consigo la VI Dinastía. Los dos últimos reyes habían sido especialmente ineptos como gobernantes a pesar del poder casi absoluto que esgrimían. Se sucedieron las hambrunas y el pueblo se mostró poco conforme respecto a la autoridad ejercida por el Culto en las acciones de gobierno. Un sacerdote de Re llamado Nefjeperre fue elegido nuevo monarca con el nombre real de Ra-jufu II. El nuevo rey trató de aliviar la situación de crisis reavivando los misterios de Re y recortando drásticamente el poder del Culto Mortuorio. Su sucesor Hut-Horhotep I siguió esa política sin verdadero éxito.
En el 4000 a.C., el Pesedyet eligió por última vez a uno de los suyos, Usermaatre, como rey-sacerdote legítimo de Kemt. Desesperado por devolver la prosperidad al reino, el joven Usermaatre decidió cambiar su nombre a Imratem Urmshetep –“Amen, Re y Atem unidos, Grande es quien trae la paz”– para evocar en su pueblo recuerdos de dioses benévolos y deseos de paz. Su estrategia fracasó al intentar bloquear la autoridad del Culto Mortuorio clausurando sus templos, puesto que los sectarios se rebelaron, oponiéndose a su gobierno. Como resultado, estallaron las riñas y la guerra civil se extendió por todo el país, volviendo unas ciudades contra otras por el control de los limitados recursos y provisiones. Tras la muerte del monarca y la devastación de Hutkajeper, el Imperio de los señores de las arenas se disolvió y el Pesedyet, dividido por las disputas internas, no volvió a elegir a un nuevo rey-sacerdote. A raíz de todo esto, los humanos volvieron a penetrar con facilidad hasta el interior del ancestral reino, ofreciendo su ayuda como mercenarios a quien mejor pagase. Con el paso de los años y sin que los conflictos se solucionasen, los humanos se rebelaron contra aquellos que los habían contratado, y los señores de las arenas restantes no pudieron hacer frente a la creciente marea de la Humanidad. Finalmente, toda su especie se extinguió y los egipcios se autonombraron señores de Kemt.
Según las dataciones de Manetón, para cuando la especie humana aprendió a utilizar el bronce en la fabricación de herramientas, Kemt era ya un mito lejano. No obstante, el autor ofrecía pruebas de lo que relataba al proporcionar coordenadas geográficas que situaban en Saqqara las ruinas funerarias de los antiguos señores del Nilo, donde, bajo una megalítica mastaba de ciclópea sillería, aún descansaban los secretos de estos olvidados semi dioses.
Neville comentó sus descubrimientos al resto de sus colegas, a quienes confió el valioso libro hallado en Sebennytos antes de partir solo en dirección a Saqqara. Lo que encontró en aquella mastaba de fría piedra caliza en mitad del desierto, o si encontró siquiera el lugar indicado, nadie lo sabe, pues el prometedor egiptólogo no retornó jamás, y el libro escrito por Manetón se perdió durante los combates de la Primera Guerra Mundial.



Nefenebunetjer Hekaparaa Hymaatre Merydjehuty Nejtneheh Merynetjert Menejmarajtre, a 17 de marzo de 2013.
                               

domingo, 10 de marzo de 2013

¿Quedamos... o qué?

Ya propuse los días 15, 16 y 17 (el fin de semana que viene) para vernos en Sevilla, al menos los sevillanos.

Marta ha dicho que por ella vale y Myriam prefiere cambiar la fecha para el sábado 23, porque hasta entonces está ocupada.

¿Qué decís los demás? ¿Podríais o no podríais?

P.D: Si se os ocurre alguna actividad interesante a parte de lo típico (ir al Fnac, a comer y cosas así), os pido que lo propongáis. Estamos abiertos a cualquier idea.

viernes, 8 de marzo de 2013

Habemus cadáver virtual

Me alegra comunicaros de que por fin hemos finalizado nuestro cadáver exquisito. Aquí os lo dejo para que lo leáis. Espero que os guste.

***

Subió las escaleras deprisa, había soñado durante años con aquel momento, años que le habían parecido siglos, o tal vez tan solo minutos. ¿Cómo saberlo? El calendario del corazón es demasiado impreciso como para saber nada.  Lo único que importaba ahora era finalizar la misión antes de que Ferhest llegara.

Y Ferhest llegó con su aliento nórdico. Trajo todos los poemas que tenía pensando susurrarme y en mi mesita seguía el sobre con las directrices a seguir. Pero él trajo consigo el frío que congeló toda mi inquietud; averiguar la matrícula no importaba si podía observar la flacidez de Ferhest sobre el edredón. 

"Si hubiera sabido que el armario estaba lleno de polillas, me hubiese ocupado personalmente de limpiarlo a fondo. En momentos así me acordaba de mi madre y de su manía de cambiar los abrigos de sitio 'para que se desprendan las cenizas de mariposa'.  Curiosa forma de llamar al polvo. "

¿Para qué? Polvo eres, y en polvo te convertirás. Todos lo saben. Excepto esa pobre mariposa agonizando en el hermoso fuego del mal mientras se consume a sí misma. Las cenizas no son más que recuerdos de belleza, mientras que la belleza, comparada con el dolor, no es nada.

Siempre se me dijo que la belleza era efímera, que nada realmente bello era capaz de permanecer mucho tiempo en la existencia. Sin embargo, solo Dios sabe la de millones de toneladas de granos de arena que pasaron por mi reloj para que el dolor de aquellos días se desvaneciera.

¡De relojes y su mecánica quise yo entender, irrisorio soñador! Soy quien robó un par de besos sentados al borde de una manecilla, quien fantaseó con dejarse atravesar por las agujas ― ¡ella por el minutero, por el horario yo!― para perpetuarse. ¡Sabré bien hoy que aquello es pretérito!

Y aun así sigo volviendo sobre lo mismo una y otra vez. ¿Cuándo voy a aprender? Miro alrededor en busca de una solución, pero solo encuentro la risa burlona de la lluvia a través de la ventana. Hoy es uno de esos días en los que es mejor no levantarse.


jueves, 28 de febrero de 2013

¿Quedada, encuentro?

Entiendo que todos estemos ocupados en distintas tareas, principalmente estudiando a fondo y eso; sin embargo, los sevillanos al menos deberíamos ir pensando en hacer una quedada.

Este puente no podría ser. Creo que sería un poco precipitado, y probablemente ya hayáis hecho planes por vuestra cuenta. Yo por ejemplo tengo que ir a Cádiz a ver a mis abuelos. 

El fin de semana siguiente me parece improbable, ya que son las últimas semanas del trimestre y todos los que estudiamos bachillerato estaremos hasta arriba de exámenes. Yo al menos lo estoy: tengo que estudiar para siete asignaturas distintas en una misma semana y debo gestionar mi tiempo lo mejor que pueda. 

¿Qué os parece el fin de semana antes de las vacaciones? Viernes 15, sábado 16 y domingo 17 de marzo. Uno de esos días deberíamos vernos en Sevilla, ir a Fnac y a algún sitio a comer, y eso. Tal vez al cine, si pudiera ser, aunque sería mejor pensar en alguna actividad que concuerde con nuestra reputación de escritores y lectores intelectualoides ; P

Id pensando y comentad a ver quién podría ir y quién no. También proponed actividades que nos interesen y que creáis interesantes, como la última vez. 

Un abrazo!! 

PD: A pesar de ser terriblemente individualista y rechazar colectivismos de toda clase, como todos somos andaluces, os deseo un feliz día de Andalucía y un provechoso puente. ¡Escribid mucho!

sábado, 23 de febrero de 2013

Distancia.

Buenas ^^
Pues me pasaba por aqui para ayudar con esto de revivir el blog. Os dejare un pequeño relato y haber si os gusta, aunque no creo que sea muy bueno, pero al menos colaboraré un poco con el blog :) Tambien para que me deis vuestra opinión.
Otra cosa, felicidades a los que habéis ganado algún concurso, y a los que vais a estar este año en el Celulaj, os echaré de menos :'(
Y haber si dejais caer por aquí vuestras obrillas que hay gente (como yo) que quiere leerlas!



Distancia: Palabra mal definida como espacio entre dos puntos.


«Distancia: Motivo por el que te siento lejos a cada minuto de mi existencia, pero que no hace que te quiera menos sino que te piense más.»
Firmado, Martín.

La estación estaba abarrotada y el ambiente muy cargado. Solo unos minutos más para que su tren saliera. Se pasó la mano por la frente... el calor hacía que la ropa se le pegara al cuerpo.
Estaba incómodo, no podía contener las ganas de gritar... se le cayó varias veces el móvil. Los nervios le estaban jugando una mala pasada. Algunas personas seguían sus movimientos y murmuraban comentarios que a Martín le traían sin cuidado. Apretó los puños y se concentró en recordar su voz, aquella voz tan bonita y dulce que le enamoraba. Sonrió vagamente, no la había olvidado pero sí que la extrañaba un poco. Se acordó de que muchas veces en mitad de la noche la había llamado simplemente por escuchar su voz...
Aquello era un sueño que se tornaba pesadilla y pocas veces, como hoy, su pesadilla se tornaba sueño por unas horas... solo por unas horas. ¿Qué haría cuando la viera? Quizás la mirara o le sonriera, dos besos, un beso, un abrazo, no sabía. Lo que surgiera en el momento, acabó obviando. La vista se le nubló un poco... se echó en su asiento e intentó disfrutar del viaje.
Minutos más tarde se encontró revisando la hora. Que lentos pasaban los segundos en estos casos... Tanto tiempo teniéndola lejos, añorándola, viéndola únicamente por una pantalla de ordenador... Puta distancia, soltó en su cabeza. Y la insultó durante un rato. No llegaba a reconfortarle pero al menos le mantenía distraído. Todo había comenzado hacía dos años, y desde aquel verano que comenzaron a salir se veían de vez en cuando, entre trimestres... Pero era demasiado tiempo, quiso gritar Martín. ¿Cómo se podía soportar tener tan alejado de él a la persona por la cual los días eran diferentes y amenos? ¡Cuántas veces se había planteado que aquella relación no merecía la pena! Pero no era verdad... sí que merecía la pena, porque como una vez le dijo aquella chica tan especial “Si te hace feliz, entonces vale la pena.” La distancia se le antojaba como un escueto muro que se cernía entre ellos dos, indestructible... Y los dos se encontraban desnudos frente a ese muro. No podían hacer nada contra él.
Notó como la gente le seguía observando, no los culpaba, el tren se le hacía demasiado aburrido a cualquier persona. Entre los pasajeros, la mirada atenta de un niño lo cautivó. Tenía unos grandes ojos azules, el pelo corto castaño oscuro y sonreía de forma singular. Ante el rostro de aquel pequeño, Martín no pudo más que sonreír. La expresión de los ojos del chico le recordaba a Valeria y el azul a los suyos; la sonrisa, los labios y el color de pelo también a ella. Podría haber pasado perfectamente por su hijo, pensó. Pero ellos todavía eran muy jóvenes, apenas tenían diecisiete años. Con una mirada silenciosa y cuando menos curiosa, el niño siguió observándolo, pero esta vez él también le observaba. No supo con exactitud en qué momento el pequeño comenzó a dormir en el hombro de su madre, pero minutos después Martín también cerró los ojos. Deseó con todas sus fuerzas que el lugar vacío a su lado estuviera ocupado por Valeria y sonrió como tonto con la idea de apoyarse en su hombro para dormir... Pero el asiento siguió vacante.
Sin darse cuenta fue cerrando los ojos, mientras caía ligeramente en el asiento libre de un modo casi infantil y antes de quedar profundamente dormido, deseó con todas sus fuerzas que cuando volviera a abrir los ojos se encontrara al lado de aquella chica a la que quería por encima de un puñado de kilómetros.



«Distancia: Son kilómetros, kilómetros y más kilómetros... malditos kilómetros que, entre otras cosas, me impiden abrazarme a ti...»
Firmado, Valeria.
Odiaba el rugir del motor del coche antiguo de su padre.
  • Papá, ¿por qué no dejamos ya este coche viejo y nos compramos otro?
No lo entendía, no tenían problemas de dinero, ni les encantaba aquel coche. Lo observó durante un rato. Que simple era... verde oscuro, mala tapicería, rayones por todos lados, algún que otro pequeño bollo, modelo muy anticuado, la radio estaba rota y los asientos destrozados por el tiempo.
  • Valeria, ya hemos hablado de esto – dijo mientras paraba a repostar gasolina.
  • Pero papá, no te entiendo – se indignó su hija.
El padre apretó los dientes y se limitó a no contestar. Pensó de nuevo en su mujer y le costó reprimir las lágrimas... ¿Cuántos besos habían llenado aquel coche? Demasiados, se contestó a sí mismo. No lo iba a cambiar, nunca... o por lo menos, hasta que resistiera. Le recordaba demasiado a su mujer... cada día la echaba más de menos y sin embargo, cada día estaba más lejos de ella, de su recuerdo. La vida se la había arrebatado y tanto a él como a Valeria esa pérdida le había afectado durante mucho tiempo.
Valeria permanecía en el coche. En su ipad sonaba una canción de Bruno Mars, suspiró. Todavía podía recordarlo con exactitud y es que todos los momentos, que eran pocos, al lado de Martín no se le solía olvidar. Cambió de canción antes de sentirse peor, pero su ipad estaba repleto de canciones que significaban demasiado para ella... Se quitó los cascos y furiosa apagó el aparato. Miró la hora en su reloj y tras unos segundos la volvió a mirar. Eran las diez, con suerte a las doce y media llegarían a Málaga. Y entonces sí que una lágrima surcó su cara. Sonrió con impotencia, hoy era el día. Quiso apartar de su mente el hecho de haber estado cuatro meses separada de lo que más feliz le hacía en su vida, pero no podía... Estaban ahí, estaban recordándole lo mal que lo había pasado, recordándole los suspiros y las lágrimas, las ganas de vomitar, las veces en que sus fuerzas expiraban. Lo había pasado fatal y él no había podido estar a su lado... El ruido de la puerta cerrarse interrumpió sus pensamientos, su padre la miró por el retrovisor en el momento en que otra nueva lágrima se deslizaba por su piel. Roberto no dijo nada, sabía como debía de sentirse su hija, pero le dolía verla así.
Valeria se centró en mirar al horizonte para no marearse y se ensimismó de nuevo en sus absurdos pensamientos. Se vio reflejada en el cristal de la ventana, no era guapa, nunca se había considerado una de esas personas que suelen gustar. El pelo ondulado le llegaba por los hombros y sus ojos eran grandes y bonitos pero de un color marrón apagado. Al contrario de ella, él era perfecto. Sus ojos eran rasgados y azules, su pelo: castaño claro. Pero él la quería y ella le quería a él, tal como eran, sin ningún defecto para el otro, perfectos en su persona.
No tenía la suerte de quedar cada sábado e ir paseando de la mano por una de las calles de su ciudad, ni tenía la posibilidad de besarlo cada mañana antes de entrar al instituto, no podía tenerlo cerca en los malos momentos, ni... Se le hizo un nudo en la garganta, como si se estuviera atragantando con algo, era como si llevara una soga al cuello y la distancia no hiciera más que apretar la cuerda alrededor de su garganta. Distancia... esa palabra se hacía dueña de sus pensamientos. ¿Por qué existía la distancia entre ellos? Una y otra vez la distancia se metía con ella, le sentaba con una patada en el culo, un continuo dolor que la mataba por dentro.
Puso la mano en el cristal y sollozó intentando que el nudo que se le había formado desapareciera, pero cada vez se hacía más grande y los nervios la apresaban. Primero comenzaron a temblarle las manos... media hora después tiritaba como si fuera a morir de hipotermia, algo imposible teniendo en cuenta que estaban en un mes de agosto que los bañaba con un calor asfixiante, oscilando entre los treinta y cinco y los cuarenta y dos grados.
Cerró los ojos en un intento de alejarse de todo mientras los kilómetros que los separaban comenzaban a menguar.



La puerta del coche se abrió velozmente. Valeria salió, pero tras eso se quedó parada. Estaban el uno frente al otro a pocos metros, los dos con ganas de echar a correr, pero los nervios los paralizaban y sus pies no lograban moverse de un adoquín al siguiente. Roberto evitaba mirarlos por el retrovisor del coche y esperaba con impaciencia que de una vez por todas se fundieran en el abrazo que tanto necesitaban.
Fue Martín el que comenzó a correr hasta la chica. Esta se agarró a él y recordó como otras veces la sensación de abrazarse al cuerpo de aquel chico. Martín mientras tanto le acariciaba el pelo y la apretaba con sus fuertes brazos queriendo quedarse así eternamente. Hundió la cara en los mechones ondulados de Valeria de los que un olor a mango se desprendía. Dulce, pensó. Pero no tanto como lo eran sus labios. El beso tardó en llegar, se miraron a los ojos antes de acercar sus bocas en un beso voraz y tras asegurarse de que seguían sintiendo mutuamente lo mismo se soldaron sus labios.
Valeria miró hacia donde estaba el coche de su padre y lo despidió con un movimiento de mano. Calculó que tiempo podrían estar juntos, apenas habían dado las una.
  • ¿Hasta que hora puedes quedarte? - preguntó, deseando pasar el mayor tiempo posible al lado de Martín.
  • Hasta las... - Martín miró hacia arriba, intentando recordar a qué hora salía el último tren hasta su ciudad – hasta las siete.
La mirada de Valeria se apagó aunque, la verdad, no esperaba que se quedaran hasta más tarde puesto que luego eran dos horas y media de viaje. Hizo amago de abrazarse de nuevo a Martín, pero él no le dejó. La sujetó por los hombros, odiaba verla triste y aunque para Martín también era duro separarse de ella, intentó por todos los medios consolarla.
  • Todavía tenemos seis horas por delante...
  • Pero...
  • Pero nada – le dijo él cortante – prométeme que en lo que nos queda de día, no vas a pensar en que hora es, ni vas a preocuparte por lo que pueda pasar cuando nos separemos, prométemelo porque si no venir hasta aquí no habría tenido ningún sentido.
Valeria asintió y se apartó un poco de Martín para comenzar a andar a su lado. Al verla fue él el que necesitó con todas sus fuerzas volver a abrazarla para sentirla cerca, para comprobar que no seguía durmiendo en el tren.
Hacía sol pero no mucho calor. Málaga estaba tranquila y la brisa del mar cerca de la costa siempre era agradable. Mientras recorrían las calles notaron como cada vez el calor iba disminuyendo y por algunos lugares se filtraba el olor salado del agua.
Fue ella quien arrastró a Martín hasta la pizzería donde siempre almorzaban. Y después de comer él la condujo por el paseo marítimo hacia donde se habían mirado a los ojos por primera vez.
La playa estaba atestada. Se sentaron en el bordillo que separaba el paseo de la arena y contemplaron como el agua se movía tranquila. Se quitaron los zapatos y corrieron hacia la arena húmeda. Martín cogió a Valeria y comenzó a adentrarse en el mar. Estaban mojados sus pantalones casi hasta la cintura y él amenazó con lanzar al agua a la chica, que se cogía a su cuello y gritaba que se iba a enterar como la tirara.
El agua se movió alborotada cuando los dos cayeron sobre ella.
  • ¡Te odio! - Gritó Valeria, fijándose en como eran el centro de atención de muchas miradas desde hacía rato.
Él reía tirado en la arena y totalmente empapado. La miraba de arriba abajo, notando como las partes del vestido blanco mojadas se transparentaban y de forma translúcida la ropa interior de Valeria se hacía cada vez más visible. Notó como bajo el vestido mojado se apreciaban las formas de su cuerpo y como ante su mirada, ella comenzaba a ponerse roja. Además, el maquillaje se había deslizado por la cara de Valeria, formando bajo sus ojos unos surcos de color oscuro.
Él se acercó a ella y pasó el dedo por su rostro haciendo desaparecer el rastro de maquillaje. La chica seguía poniéndole morros e ignorándolo por haberle causado ese destrozo.
  • ¿Te has enfadado? - le preguntó al oído.
Ella siguió ignorando a Martín.
  • Oye, que ha sido por tu culpa por la que nos hemos caído – dijo él como si también se enfadara.
Entonces ella le miró de reojo, se fijó en cómo sonreía de forma burlona y cómo sus ojos azules la miraban esperando que le perdonara.
  • Bueno, bueno... te perdono – dijo Valeria poniéndose frente a su chico.
Se acercó sigilosa a su boca y cuando él se acercaba a la suya, lo empujó y Martín cayó en la arena, que se le pegó al cuerpo. Ella se arrodilló a su lado.
  • Pero que quede claro que la culpa la tienes tú – le susurró al oído.
Tumbados en la arena que les quemaba la piel y ensuciaba todo su cuerpo, volvieron a besarse y tras ese beso con sabor salado y olor a tierra húmeda, se sumergieron en el agua cumpliendo los dos con lo acordado. En ese día no había hora, no había tristeza, ni se iban a añorar... porque por primera vez en mucho tiempo estaban juntos y la distancia entre ellos no tenía lugar, no cabía... simplemente ahora, no existía.



Las puertas del tren volvieron a cerrarse a las siete en punto. Nunca se retrasaban. Y por el cristal vio desaparecer la mirada de ella que con desgana se subía en el coche.

Cerró la puerta del coche y el rugir del motor la sobresalto. Aquí acababa todo y comenzaban a perder poco a poco.

El tren comenzó a moverse, el niño que antes había viajado también se encontraba allí. ¿Era mera casualidad? Bufó y supo que desde ese día hasta que pasaran varios meses no la volvería a ver.

El coche fue tomando velocidad, primero 30, después 60, más tarde rozaba los 90... su padre nunca iba más rápido, no le gustaba la velocidad. Ni mucho menos conducir desde que su madre tuvo el accidente de coche.

Seguía teniendo los puños apretados y ganas de golpear cualquier cosa que se le antepusiera, cualquier cosa. Pero nunca persona, él no era agresivo y confiaba en que nunca lo fuera. Pero en esos momentos sentía como que debía correr en dirección contraria, hacia ella y no alejarse cada vez más, como estaba haciendo en aquellos momentos.

Agradeció que la velocidad se mantuviera a 90 kilómetros por hora... así, se alejaría más despacio de él. Aunque también le invadían las ganas de salir corriendo, encerrarse en su habitación, contemplando una foto de Martín y echarse a llorar en la cama durante el resto de los meses. Pensando en que así, cuando sus lágrimas se consumaran, el día de volver a verlo estaría más cerca.

Le dolía el corazón, pensaba en que si llegaba a perderla por algún motivo... no podría continuar. Tampoco podría volver a pisar una playa, ni una pizzería... todo le recordaría demasiado a ella. Serían lugares prohibidos, lugares en los que los recuerdos acosarían su memoria.

No quiso tener en cuenta que algún día podrían arrebatárselo como había pasado con su madre, no podía pensar aquello. Sin él nada tendría sentido... Pero era algo que podía suceder y también que Martín dejara de sentir aquello tan fuerte por ella. No sabía que podía llegar a dolerle más pero tampoco quería comenzar a pensar en aquellas cosas.

El asiento del tren le pareció más incómodo que de costumbre, le dolía algo la espalda de cuando Valeria le había tirado a la arena. Lo tenía merecido por meterla en el agua, pensó sonriendo. Le gustaba su carácter, le gustaba todo de ella, todo sin excepción.

Se golpeó la cabeza al echarse hacia atrás. Movió la mano levemente hasta dejarla caer en el asiento de al lado y suspiró. Le faltaba demasiado sin él y se sentía completamente incompleta.

Martín notó como el aire se hacía pasajero a cada uno de sus lados. Tanto a la derecha como a la izquierda había vacío. Rectificó, tanto a la derecha como a la izquierda como en su corazón predominaba el vacío.

Por último, ella se colocó los cascos y confió en que de forma aleatoria sus canciones la invadieran. Calló sus sentidos y dejó que bajo sus párpados, sus ojos enrojecieran y sus pestañas comenzaran a humedecerse.

Sin saber que hacer, la oscuridad de sus ojos cerrados se le echó encima. La añoró en el silencio de sus deseos y aplacó la rabia que sentía con el sueño. No había nada que se le resistiera. Nada, excepto esa palabra, como siempre.

«Una vez más la distancia comienza a robarme terreno, se hace poco a poco con cada parte de mi ser. Te recuerdo una y otra vez y ya te echo de menos.»
Firmado, Valeria.


«De nuevo vuelvo a sentirme impotente, solo e impotente. Ya ha comenzado a cautivarme la distancia y con cada resquicio de tu recuerdo ya te echo de menos.»
Firmado, Martín.



miércoles, 20 de febrero de 2013

Dublín

Tiene razón Álvaro en que hay que mantener vivo el blog; y por eso he decidido contaros algunas cosas sobre Dublín, que es donde vivo desde septiembre gracias a una beca Erasmus (de la que todavía no he visto ni una décima parte del dinero, eso también hay que decirlo). 

 Dublín es una ciudad genial para cualquiera que le guste la cultura en general. En cada calle hay al menos una librería, y los libros son baratísimos. Chapters es una de dos plantas, la de arriba de libros de segunda mano. Puedes encontrar cosas desde 1 euro, sobre todo libros clásicos en plan Dickens, Jane Austen etc. Se podría decir que es una ciudad muy literaria: hay un museo de escritores que merece bastante la pena, se organizan paseos por la zona más cultural de la ciudad (Temple Bar, donde te van indicando dónde estaban las redacciones de los periódicos, los distintos teatros...) y por la calle se pueden encontrar placas en el suelo en los sitios que se mencionan en la novela Ulises de James Joyce. Yo me leí ese libro antes de venir porque tenía curiosidad por el que se considera el mejor escritor irlandés. Y sí, es una lectura "obligada" para cualquiera al que le guste leer porque no se puede negar su originialidad. La novela sigue la estructura de La Odisea y trata sobre un día en la vida de un dublinés (16 de junio, que los fans celebran recorriendo los mismos escenarios vestidos de época, una lástima que ya no estaré aquí para entonces), con la particularidad de que cada capítulo está escrito en un estilo diferente: que si solo dialogado como si fuera un guión [nunca seré capaz de escribirlo sin tilde, lo siento por la RAE] de cine, que si representando la evolución del inglés a lo largo de la Historia, o siguiendo la corriente de pensamiento del protagonista... Tiene momentos muy divertidos, pero hace falta MUCHA paciencia y la verdad es que se hace bastante pesado. Vamos, que queda bajo vuestra responsabilidad darle una oportunidad :) 

 Mi universidad, University College Dublin, es uno de los sitios que más me gustan (¿quién me lo iba a decir?). Es verdad que Trinity College es la universidad más importante y más prestigiosa de Irlanda; pero según mi experiencia y la de la gente que conozco que va allí, UCD es sin duda la mejor en cuanto a actividades, asociaciones, etc. ¡Tiene cine!¡Y teatro! Lo bueno es que, aunque es demasiado grande y es muy fácil perderse y está bastante apartada del centro, siempre hay algo que hacer. Hace poco fue la semana de la solidaridad, y una de las asociaciones montó una subasta de personas (sí, personas) para recaudar dinero para la lucha contra el cáncer. Fue divertidísimo ver cómo la gente iba apostando, llegaron a pagar 200 euros por tener una cita con una chica, no es ninguna broma. Y un grupo de amigos se dejó todos los ahorros para "salvar" a un chico que conozco de tener una cita con otro que, la verdad, da un poco de miedo. En el cine ponen varias películas a la semana gratis (incluyendo palomitas) si eres de la asociación. En fin... que por mí no volvía a la UPO, que al lado de todo esto no se puede comparar. 

 Estoy aquí con una chica de Mollina de otros años. Se llama Carmen Romero, a lo mejor alguno la conocéis. Muchas veces hablamos de nuestras experiencias molletes y le cuento cosas de vosotros. 

 Me voy ya porque me parece que me está quedando un poco largo. Y pedante. Jajaja ¡si solo hablo de cosas culturales y de la universidad! Si alguno tiene Facebook, podréis comprobar por las fotos que en realidad donde más tiempo paso es en un par de discotecas. Aquí no ponen reggaeton (casi nunca, una vez pusieron Gasolina y nos reímos un montón), sino que depende mucho de donde vayas: en uno de los sitios a los que voy ponen una mezcla de rock indie, rap y música electrónica inglesa en plan drum & bass y dubstep (lo que se agradece mucho). Y además la gente viste como quiere, hay algunos que van hasta en chándal, así que siempre que seas mayor de edad no tienes problemas para entrar. 

 Pues bueno, ahora sí que acabo. Si alguno viene a Dublín de aquí a mayo, ya sabéis que estoy disponible para hacer de guía :D Intentaré ir subiendo cosas al blog de vez en cuando, aunque últimamente no escribo demasiado :D